Actores principales: Freddie Highmore, Keri Russel, Jonathan Rhys Meyers, Robin Williams.
Una película donde la música tiene un papel muy importante.
Evan Taylor es un niño que se ha criado en un orfanato, y acaba en manos de Wizard, un benefactor de niños pobres, normalmente huérfanos, que saca un beneficio haciéndolos tocar música. Él lo "rebautiza" como August Rush, para que no tenga que decir su verdadero nombre. Allá tiene Evan su primer contacto con una guitarra, que la toca y demuestra gran facilidad para tocarla de manera perfecta. Huye de Wizard y conoce a una niña pequeña cantante de gospel, quien le hace aprender la música de forma teórica y es becado en la Academia Juilliard (la más prestigiosa). Al niño le encanta la música porque es una manera de comunicarse con sus padres, que él está convencido de que siguen vivos. Cosa que es cierta, la madre es una chelista que descubrió que su hijo no estaba muerto cuando el abuelo de éste se lo contó en su lecho de muerte. El padre es un guitarrista que tocaba en una banda hace años pero la dejaron. Los tres coinciden en un concierto de la Filarmónica de Berlín en Nueva York, donde la madre del chico toca como solista y al niño le estrenan su obra.
A ojos de un músico la película es un poco falsa. Es decir que es poco creíble lo que le pasa al niño relacionado con la música.
Pero en general, la película es un poco como un sueño y la actuación de nuestro querido Freddie Highmore, el entrañable Charlie en la fábrica de Chocolate, es buena.
No es una película muy convencional, y por eso estaría bien que la vieseis, aunque si no la veis no os perdeis nada.
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